Con la presencia del productor Alexander Arbelaez
La línea 243 de autobús lleva a Sandra a su trabajo como vigilante de seguridad en un centro comercial, mientras se permite soñar y desear a la mujer que quiere ser. El autobús se convierte en un no espacio donde ella empieza a comprender que su camino pasa por sentirse a sí misma.
¿En qué medida el deseo puede desencadenar la liberación de una mujer? Al empezar a tomar conciencia de la cotidianidad que la absorbe, Sandra comienza a comprender el significado de su propia presencia a través de su cuerpo. Todo esto enmarcado por la sinfonía de una ciudad: la ciudad de Medellín, en Colombia.
Es a través de los espacios que filma Yennifer Uribe, directora de esta película, que su personaje puede existir y empezar a ocupar un sitio. De esta forma, la cineasta encuentra una forma de acoger y mostrar empatía por el personaje que filma.